martes, 24 de junio de 2014

POR QUÉ AMO LA ESCUELA Papa Francisco


No se crece solos, siempre hay una mirada que te ayuda a crecer.
Tengo la imagen de mi primera maestra. Esa mujer que me recibió a los seis años. Nunca la he olvidado. Ella me hizo amar a la escuela.
Amo a la escuela porque es sinónimo de apertura a la realidad.
Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad. La escuela nos enseña a comprender la realidad.
En los primeros años se aprende a 360 grados.
Si uno ha aprendido a aprender, eso no se olvida nunca.
Los maestros son los primeros que tienen que permanecer abiertos a la realidad.
Si un maestro no está abierto a aprender no es un buen maestro.
Los muchachos tiene "olfato" y son atraídos por los profesores que tienen un pensamiento abierto. Y así lo contagian a sus alumnos. La escuela es un lugar de encuentro. Tenemos necesidad de esa cultura del encuentro para conocernos, para amarnos, para caminar juntos
Proverbio africano: para educar a un niño se necesita a todo un pueblo.
Amo la escuela porque nos educa en lo verdadero, en el bien y en lo bello.
La educación no puede ser neutra, O es positiva o es negativa, o enriquece o empobrece, o hace crecer a la persona o la deprime.
Siempre es mejor una derrota limpia que una victoria sucia.
La misión de la escuela es desarrollar el sentido de lo verdadero, el sentido del bien y el sentido de lo bello.
El desarrollo es fruto de diversos elementos que actúan juntos y estimulan la inteligencia, la conciencia, la afectividad, el cuerpo, etc. Por ejemplo si estudio de esta plaza, la plaza de san Pedro, aprendí cosas de arquitectura, de historia, de religión, incluso de astronomía.
De esta manera cultivamos en nosotros lo verdadero, el bien y lo bello, y aprendemos que estas tres dimensiones nunca van separadas, sino siempre entrelazadas.
Si una cosa es verdadera, es buena y es bella. Si es bella, es buena y verdadera, Y si es buena, es verdadera y es bella.
Y estos elementos juntos nos hacen crecer y nos ayudan a amar la vida.
La verdadera educación nos hace amar la vida y nos abre a la plenitud de la vida.
En la escuela no solo aprendemos conocimientos, contenidos, aprendemos también hábitos y valores.
Os deseo un camino que os haga crecer en las tres lenguas que una persona madura debe saber hablar:
La lengua de la mente, la lengua del corazón y la lengua de las manos, ero con armonía.
Pensar lo que tú sientes y lo que tú haces.
Sentir bien lo que tú piensas y lo que tú haces.
Y hacer bien lo que tú piensas y lo que tú sientes.
Las tres lenguas armoniosas y juntas.
Por favor, no nos dejemos robar por el amor a la escuela.
Papa Francisco, 10/05/14

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